jueves, julio 31

Aclárese el cielo

¡Aclárese el cielo cuando encuentre
en algun camino
un libro para leer,
para calmar el la ansiedad en las mañanas
para alimentar a la bestia!
Ocurrió hoy, repentinamente. Me hallé dentro de una libreria de casualidad, encontré una pila de libros a cinco soles. Me aventuré y pensé en la probabilidad que encuentre un libro que valga la pena. Varios debo admitir. Entre ellos uno de Lovecraft. "El horror de Dunwich". No sé a que atenerme, una ansiedad por leer a Lovecraft me ha invadido, quizá para hurgar en lo más hondo de la ciencia ficción, en el sistema que aterra el cerebro.

Sólo me asombro y me alegro de que los caminos me hayan llevado a este libro, no importa lo que pase, lo disfruto desde ahora.

martes, julio 29

Drama del espejo, el gato y su sombra



Aparece una sombra

un espejo y un gato.

El gato, primero, engaña a la sombra y huye. La sombra espera, y luego se duplica a través del espejo, el gato no tiene escapatoria. Luego, el gato descubre el espejo otra vez y se duplica, el gato logra escapar.

La sombra persigue al gato,

el espejo los duplica y observa.

Silencio entre los cinco.

La sombra recuerda entonces está atada al gato. El gato no lo recuerda, intenta huir sin lograrlo. El espejo nota es infinito por dentro, nota también lo limita un marco de madera, pero dentro del marco es infinito, intenta devorarse.

El gato se mira en el espejo y ve la sombra,

la sombra mira en el espejo y ve al gato.

El espejo se devora y solo hay tres.

Basta la luz se vaya para que desaparezca la sombra, el gato deje de huir y el espejo note que sin luz no hay infinito.

El gato duerme y el espejo llora.

La sombra no existe.

martes, julio 22

El decadente patetismo

"Preferible leer y oír al mismo tiempo, infinidad de posibilidades."
El decadente patetismo al que se sume mi cuerpo dentro de poco no será inesperado, no ocurrirá violentamente. El hecho que mi cuerpo no pueda ser conciente del cambio al patetismo decadente no dará a su llegada el adjetivo de inesperada o imprevista. Sucederá tan sólo.

Acarreará una serie de humores nuevos, todos se verterán por la boca y los ojos. Suspiros se liberarán constantemente y en estos se escaparan los humores, incoloros, inodoros. El aspecto no parecerá cambiar demasiado pero habrá marcas claras. Los labios se separarán a causa de la pesadez de la mandíbula y se podrá ver un vacío oscuro. Los pies dolerán sin razón aparente y en ningún lugar aparente. El caminar se hará pesado. Pero nada de eso será algo relevante acaso para cuando llegue el momento del decadente patetismo. Nada de eso podrá realmente representar a cabalidad los hechos internos del estado.

Lo más complejo será la mezcla de los eventos mínimos en mi cabeza. La serie caótica de breves mezclas del espíritu, no siendo sino todo lo contrario. La descomposición de todos los sentimientos para crear uno nuevo, inconstante y terrible. Un sentimiento tan ajeno a los hombres que no se tiene memoria de él, el cuerpo lo olvida una vez que pasa.

El patetismo llega entonces, una breve mirada al espejo basta para notar que se sienta una extensa melancolía apagada, ofuscada en realidad, por el vacío y letargo de no ser ni leve ni pesado. Nada tendrá coherencia o valor alguno, sólo será mezclado constantemente, enfermará al espíritu, o en todo caso lo ahogará.

miércoles, julio 16

Fractal

Hoy conversaba sobre el azar. Todo culpa de Auster.

Conversaba sobre la probabilidad y luego la probabilidad de la probabilidad. El infinito de las posibilidades de los hechos sobre la posibilidad de que se repita alguna constante de estos hechos asombra furiosamente mi conciencia. El absurdo se repite en mi interior como un eco sordo y sardónico.

La cantidad de posibles eventos (n) y uno de ellos, contenido en n, forman una relación única, dan un valor númerico único, eventualmente un valor moral único dada la única sucesión de procesos y hechos.

Dado que los valores númericos serían infinitos, infinitas serían las posibilidades que un valor se repitiera, así sólo llamamos una vez más al azar y a la infinita posibilidad de la posibilidad.

Lo complejo de hablar del tema es la manera como nos envuelve. La manera como no notamos que no exiten patrones para hechos dada nuestra posibilidad de abstracción. Es complejo por eso notar que es tan posible que un tren se descarrile como que llueva justo ahora. Incluso lo más determinativo es posible observarlo como parte de un evento aleatorio y arbitrario, hasta el punto en que deja de ser un hecho de la voluntad de un individuo y se duda de aquella voluntad poniéndola como parte del azar.

La probabilidad de la probabilidad. Lo azaroso del azar. Maldito Auster.

martes, julio 8

El ojo que todo lo ve


Imagina millones de cámaras y conexiones sistemáticamente planeadas que controlen y vigilen absolutamente todo movimiento de las personas, cada evento del mundo registrado en un video que será moniterado y examinado siempre por un cerebro computarizado. Nada ilícito podría darse, una tiranía tal que controle todo los movimientos, un sistema perfecto dónde todo encaja y dónde la revolución no es un concepto posible, dónde sólo se puede soñar con otra situación.

Todos los hombres y mujeres del mundo moviéndose de modo simultáneo, supliendo todas las necesidades. Ni siquiera la naturaleza podría quebrar tal sistema, todo está controlado. Dadas las limitaciones geográficas y numéricas de la tierra es posible que un sistema logre monitorear todo acto, generán patrones, órdenes lógicos, repeteciones azarosas, un sinfín de posibilidades predecibles. Entonces esta máquina lograría un control absoluto de un pedazo del universo. Control absoluto de las posibilidades, se acabo el azar, se acabo la historia.

El hombre entonces confiaría en un instinto de orden superior, en un aliento interno que no se capta al moverse sino al dormir. ¿Podría la poesía ocultar entre sus ramas las armas de la revolución? ¿Podrá lograrse tal poesía que evada la minuciosa tarea del ojo que todo lo ve? ¿Cambiaría acaso el valor de mi existencia en ese estado totalmente vigilado, o sería igual a éste valor?

Me imagino la danza de todas las personas del mundo moviéndose a través de una ciudad futurista y precisa. Dónde un orden lo guarda todo, dónde la poesía es tan silenciosa que el latido la puede ocultar.

jueves, julio 3

Poesía muerta



¿Qué pasa cuando al poeta se le acaban las palabras?

Se mueren entonces sus pasiones,
se acaban todas las dimensiones
de su ser,
y su piel se envejece más rápido,
se convierte entonces en escritor
de novela negra,
de periódico amarillo.

No escribe nada y llora,
o no llora y escribe nada.

Los libros que lo rodean
se convierten en templos
de una antigua religión
dónde el hombre no es nada
sino es todo.

Deja el cigarrillo y se convierte
en una persona normal
que no siente que fallece
cada vez que deja una página vacía
o que las palabras no pueden
encantar a las serpientes.

Cuando el poeta pierde las palabras
es cuando deja de observar
en el fondo de sus ojos cerrados
una jaula oscura dónde habita
una bestia.