viernes, enero 21

Me tomaré todo el tiempo que quiera, o más precisamente, el tiempo me tomará todo lo que quiera (y deba, pues ambos verbos, cuando pertenecen al tiempo, refieren lo mismo) y podré encontrar, por fin, ese camino entre los bosques y las fogatas que circundan una ciudad que no conozco pero ya extraño como si fuera mía.