en algun camino
un libro para leer,
para calmar el la ansiedad en las mañanas
para alimentar a la bestia!

Sólo me asombro y me alegro de que los caminos me hayan llevado a este libro, no importa lo que pase, lo disfruto desde ahora.
un espejo y un gato.
El gato, primero, engaña a la sombra y huye. La sombra espera, y luego se duplica a través del espejo, el gato no tiene escapatoria. Luego, el gato descubre el espejo otra vez y se duplica, el gato logra escapar.
La sombra persigue al gato,
el espejo los duplica y observa.
Silencio entre los cinco.
La sombra recuerda entonces está atada al gato. El gato no lo recuerda, intenta huir sin lograrlo. El espejo nota es infinito por dentro, nota también lo limita un marco de madera, pero dentro del marco es infinito, intenta devorarse.
El gato se mira en el espejo y ve la sombra,
la sombra mira en el espejo y ve al gato.
El espejo se devora y solo hay tres.
Basta la luz se vaya para que desaparezca la sombra, el gato deje de huir y el espejo note que sin luz no hay infinito.
El gato duerme y el espejo llora.
La sombra no existe.
Acarreará una serie de humores nuevos, todos se verterán por la boca y los ojos. Suspiros se liberarán constantemente y en estos se escaparan los humores, incoloros, inodoros. El aspecto no parecerá cambiar demasiado pero habrá marcas claras. Los labios se separarán a causa de la pesadez de la mandíbula y se podrá ver un vacío oscuro. Los pies dolerán sin razón aparente y en ningún lugar aparente. El caminar se hará pesado. Pero nada de eso será algo relevante acaso para cuando llegue el momento del decadente patetismo. Nada de eso podrá realmente representar a cabalidad los hechos internos del estado.
Lo más complejo será la mezcla de los eventos mínimos en mi cabeza. La serie caótica de breves mezclas del espíritu, no siendo sino todo lo contrario. La descomposición de todos los sentimientos para crear uno nuevo, inconstante y terrible. Un sentimiento tan ajeno a los hombres que no se tiene memoria de él, el cuerpo lo olvida una vez que pasa.
El patetismo llega entonces, una breve mirada al espejo basta para notar que se sienta una extensa melancolía apagada, ofuscada en realidad, por el vacío y letargo de no ser ni leve ni pesado. Nada tendrá coherencia o valor alguno, sólo será mezclado constantemente, enfermará al espíritu, o en todo caso lo ahogará.