sábado, marzo 22

Ahogando al lagarto




Stranger than Paradise
, desarrolla y explora inescrupulósamente los detalles más simples que afectan la vida de las personas. Como si la historia no fuera la historia de los hechos que ocurren sino del interín entre hecho y hecho, la historia de los detalles de un momento cualquiera, completamente aleatorio.

Es esta falta de narrativa clara, o más bien: esta narrativa obtusa y propia de Jarmusch que tanto me atrae y encanta. una narrativa que no es excesiva sino, por el contrario, completamente ahorrativa. No hay más planos que los necesarios, y no hay planos completamente necesarios. Todo podría cambiar y la historia no cambiaría. Como si el lenguaje cinematográfico diera la posibilidad de observar momentos que, sublimes tan sólo en la intimidad, puedan darnos placer sabiendo aún sólo dan placer cuando los hacemos nosotros.

No hablaré de la producción cinematográfica, por eso no diré nada sobre el porqué de la estética minimalista ni el uso del blanco y negro.

Estéticamente la película asume la escala de grises como móvil para contar absolutamente todo, olvidándose del poder de los colores y sus cambios. Imágenes capturadas de momentos inertes con una suma de elementos mínimas, las tomas largas dan tiempo a obsevar los pocos elementos y sobra el tiempo para pensar y preguntarse: ¿que mierda está pasando?

Es esa manía por la banalidad de los hechos y el azar que me hacen amar completamente a Jarmusch.
La película implica observar una serie de hechos que en su conjunto nada muestran y dónde se aprecia que lo importante no es lo que esté pasando sino lo que estemos viendo, lo que vamos a sentir si olvidamos la narrativa y el lenguaje usual, si observamos atentamente el lenguaje del lenguaje.

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1 comentario:

otroél dijo...

jarmusch es genial tio. y estranger than paradise es genial tio.