martes, agosto 5

Hubo un hombre...

Hubo un hombre que explotó una vez. Su cuerpo disparó por todos los poros horrendas porciones de carne cristalizada. No fue una explosión tradicional. Los pedazos se asemejaban a pedazos de vidrio roto, el sonido que produjo también. Lo peculiar, sin embargo, no es la explosión en sí, ni el fenómeno de los cristales ni el de un hombre que explote. Una nota fue encontrada decía lo siguiente:

"No puedo asimilar con claridad que hago aquí, no sufro de amnesia ni de ningún hecho psíquiatrico que explique porqué mi cuerpo no parece responder a ningún hecho particular. Como si nada me uniese a él, un absmo entre mi cuerpo y lo demás, que no es nada, un vacío. No quiero decir con esto que sea especial ni peculiar. Sólo no puedo determinar porqué me amarro los zapatos, porque me levantó de un modo u otro. No sé si soy zapatero o banquero, si hice esto o aquello. Todo me parece igual de claro o difuso."

Luego de este papel parece salió a caminar. Una señora que caminaba por el lado pudo ver todo, dijo se detuvo en la mitad de la vereda y explotó. Hizo énfasis en una potente luz antes de la explosión. "Como una claridad en los ojos, luego se rompió en pedazos."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a mi me gustan las causalidades.

otroél dijo...

las casualidades son todo en esta vida, el caos.